viernes, 28 de junio de 2013

inquietante encuesta

Me cuentan los sedicentes que habitualmente me mantienen informado acerca de lo que se cuece, corta y plancha en los entresijos de esta villa nuestra, que anda rodando por ahí una reveladora encuesta, hasta el momento casi secreta, que ha realizado entre la población roteña un autodenominado grupo de trabajo VECINAS/VECINOS X ROTA (VXR).

Incluso, me dicen, está resultando de mucha comidilla popular el mero hecho de que haya alguien capaz de considerar que, para saber lo que piensa Rota sobre sí misma, lo mejor haya sido preguntarle a Rota. Parece cosa de Pero Grullo, pero creo que a nadie se le había ocurrido algo que es tan simple como el mecanismo del botijo. Si ignoras, si no sabes, si solo supones, preguntas. Si bebes, no conduzcas.

El cuestionario, de diez temas a valorar y estratificado por sexo/rangos de edad, está seriamente planteado y puede considerarse un importante elemento de investigación sociológica sobre los problemas que la población detecta en su ciudad y las posibles soluciones que sugiere para los mismos. La tabulación e interpretación de resultados es de nivel profesional y en ella han intervenido graciosamente, me significan, alumnos del Ciclo Superior de Comercio y Marketing impartido en el IES “Arroyo Hondo”. A destacar que la muestra, de 277 encuestas, resulta asaz fiable según indica la propia ficha técnica.

Me aseguran que lo más probable es que su ejecución y resultados sean presentados públicamente en breve, con reclamo hacia medios de comunicación locales y provinciales al tratarse de un elemento que podría extenderse por el territorio, a mayor preocupación de más de un partido político, de uno y del otro lado del espectro, que lamentará ahora cómo le crecen los enanos ciudadanos. Y poniendo en práctica, además, elementos políticos no solo originales (por inusuales) sino también de previsible eficacia e investidos con muy positivos valores comunicadores.


Ciudadanos preguntan a ciudadanos. Esto empieza a gustarme un mogollón.

jueves, 20 de junio de 2013

malos usos de las Infantas

Cantábamos de niños en los aquelarres aquellos, aunque sin hembras, que dimos en llamar fuegos de campamento quienes decidimos seguir los pasos de lord Baden Powell de Gilwell o al menos salir de excursión los fines de semana para dejar tranquilos a los papis, que la infanta doña Eulalia gustaba a menudo de acariciarse con mimo la zona más sensible de su apéndice nasal con la tersa flor de la dalia, que es la de esa planta tuberosa que suponen originaria de Cuernavaca y pasa por ser la flor nacional de México.

Continuaba el cantable informando al oyente del hecho de que a la infanta doña Isabel  le apeteciera, sin embargo, hacérselo en próxima zona de su rostro con un clavel, acaso por las rimas o quizás no solo por ellas, sino por ser anécdota cierta, para acabar coligiendo el autor de los ripios de referencia una burda tesis acerca del uso que, en estos y algunos otros casos que también se mencionaban pero que seguro he olvidado, recriminando el mal uso -decía- que de las plantas hacían las infantas.

Tal vez fuera por la sencillez de las rimas o por su peculiar evocación de una especie de gaseosa muy en boga en la época, no me suscita mi infancia recuerdos que no vayan ligados a chistes varios y chascarrillos sin cuento acerca de la cualidad refrescante de la infanta de naranja aunque, para muchos a gran distancia en cabeza, hubiera que apreciar sin duda alguna que ésta no le llegaba ni a la suela del zapato, contra la sed rebelde, a una buena in-fanta de limón, chimpón.


¡Qué poco respeto a la realeza, Antonio!, me dije. Con razón. Exactamente el mismo con que nos tratan ellos a nosotros, los de a pie. Nóos, Urdangarín, la economía del chantaje, Gürtel y su PP, la casa palacio de los once millones, los correos sexuales y…, ahora, los carnets para vender propiedades, como si fuéramos imbéciles. Cero. Ningún respeto. Nada.

jueves, 13 de junio de 2013

verano de poniente

Me dicen las que entienden de vientos (que aquí, en Rota, sois legión las personas expertas en mirar los cielos y prever lo que darán quienes se supone que saben, pueblo de meteorólogos medio frustrados), que el próximo será un verano de poniente, de esos fresquitos y morigerados que gustan tan poco al turisteo y tanto, con perdón, al autóctono con achaques. Malas noticias para los hosteleros, me temo, que deberán buscarse de nuevo la vida retorciendo su ingenio un par de grados más.

Ignoro si tales predicciones son consideradas por el equipo de gobierno de nuestro Ayuntamiento mientras prepara su habitual y próximo pavoneo mediático y fotográfico entre banderas azules hábilmente negociadas y obtenidas a ciegas o si habrán sido valoradas y asumidas por ciudadanos ecologistas cargados de razones para enarbolar banderas negras a la nefasta gestión de nuestro mar, playas y costas convertidos en vertederos o depósitos de basura.

Probablemente no sea para ellos de capital importancia, y me temo que, al final, tampoco para los de a pie, ahora que la verdadera amenaza que contiene y desarrolla esa nueva legislación costera que se cierne sobre los seres humanos nos sitúa al borde de un futuro inmediato en el que la playa se llena de chiringuitos, los chiringuitos se hacen fijos para todo el año y de inmediato se convierten en permanentes focos de contaminación litoral por obra y gracia de un Rajoy que hace lo que le viene en gana como si no le hubiesen informado o no estuviese al tanto de que realmente no es él quien manda aquí, sino que está puesto en su puesto por una cadena de mando -poder financiero internacional/Club Bildenberg y similares/Partido Popular- al que estas veleidades para congraciarse con los poderes locales les traen al fresco.


Por cosas como éstas tiene, en un grito, Rajoy al señorito.

viernes, 7 de junio de 2013

refranes

De la vida sacarás, lo que metas, nada más. No sé si habíais escuchado antes este refrán, cuya formulación siempre me ha parecido un tanto grosera y bastorra, acaso porque meter y sacar suenan a verbos ordinarios (aunque uno los recuerde y evoque desde perspectivas mucho más sanas, saludables e incluso atractivas). Pero bueno, a lo que iba, el caso es que en mi biografía reciente, preñada de novedades de salud y atenciones primarias, está resonando con bastante reiteración, tanta como si quisiera subrayar que la lógica a la que se refiere el refrán se cumple a rajatabla en las condiciones de balance práctico en las que me encuentro.

No recuerdo si os he contado que ando arrastrando ciertas dolencias que me han obligado, por el momento y espero que por corto plazo, a depender de otros para mantener la movilidad en la que me desenvuelvo habitualmente. Pero ese es el caso, al menos en una de sus vertientes, y en ese plano exacto es en el que debo deciros con orgullo y repleto de satisfacción que los amigos sí han dado un claro paso al frente y han cubierto con creces (y lo siguen haciendo) hasta las mínimas apariencias de necesidad para prestarme raudos su más desinteresado apoyo logístico en el sector automoción y transporte.

Quiero creer, y ciertamente creo, que tal abundancia de respuestas positivas a mis necesidades particulares se pudiera deber a cierta reciprocidad bien entendida, nunca como deuda sino como respuesta adecuada. Al menos, os aseguro que es lo que más me gustaría que estuviera sucediendo. Pero, vamos, que esté sacando lo que en su día metí, así, sin anestesia, debo deciros públicamente que no me tranquiliza. Que, incluso, me predispone algo en contra. Que me niego a aceptar la lógica de ese frío refrán.

Que prefiero pensar que he sido capaz de despertar afecto.