lunes, 26 de marzo de 2012

elecciones andaluzas: con dos palmos de narices

La pírrica victoria del PP en las elecciones autonómicas andaluzas celebradas ayer domingo no le permitirá gobernar en solitario. Todas las previsiones acerca de la intención de voto del pueblo andaluz han resultado inexactas: ninguna había ni imaginado siquiera lo que me gusta llamar la ‘variable Rajoy’ ni las consecuencias a efectos electorales de la tan brutal reforma laboral. Andalucía les ha hecho un buen corte de mangas que me hace sentirme orgulloso de la tierra que me cobija.

Escribí en todas mis colaboraciones que había partido, cuando tantos lo daban por perdido. A las 23:54 horas acabó el escrutinio de los votos emitidos en Andalucía: el PP ha obtenido 50 parlamentarios, el PSOE 47 e Izquierda Unida 12. Han votado 3.876.780 andaluzas y andaluces, equivalentes al 62,23 por ciento del electorado, lo que representa un 10 por ciento menos que en las anteriores andaluzas del 2008. Se han quedado en casa 2.352.973 ciudadanas y ciudadanos que fueron convocados a las urnas, lo que equivale a una abstención del 37,77 por ciento. Casi idéntico porcentaje de incremento respecto a la misma referencia. Nulos y en blanco, ambos por debajo del uno por ciento. Ningún partido ha obtenido la mayoría absoluta, fijada en 55 escaños.

Antes de que los portavoces de todos y cada uno de los partidos declaren su satisfacción por la victoria (en esa especie de orgía del absurdo sobrevenida tras cada jornada electoral y que viene a demostrar que los números pueden ser cualquier cosa menos valores absolutos), algunos titulares de la prensa digital de nuestra autonomía permiten valorar cómo han sido recibidos por los media estos resultados electorales. “Vuelco en Andalucía: gana el PP pero no se hace con la mayoría absoluta”, titula ABC. “Arenas gana, pero la subida de IU da alas a un gobierno con el PSOE”, destaca elcorreoweb.es. Para la cadena de andaluciainformacion.es “La victoria mínima del PP abre la puerta a un pacto entre PSOE e IU”. Aunque quizá la noticia de verdad se encuentre en un titular casi escondido, en escasa tipografía, que reza: “Las encuestas fallaron en Andalucía”.

Tras un día relativamente tranquilo, lo que muchos de vosotros no sabéis es que el propio recuento ha resultado de infarto. Alrededor de las 20:00, cuando casi todas las mesas habían echado el cierre, los medios se hicieron eco de la encuesta de IPSOS para Canal Sur, realizada a pie de urna (lo siento, se dice así, yo tampoco he visto nunca una urna con patas), que daba por sentada la mayoría absoluta para el PP, mientras desde la sede los propios populares filtraban que incluso se quedaba corta según los datos directos de sus representantes en las mesas. Hasta ahí, todo parecía circular por los caminos previstos.

Pero, cuando aparecieron los primeros datos del recuento oficial, a las 21:00 horas, muchos debieron saltar de sus asientos hasta acariciar el techo con la cabeza. Porque, con un catorce y pico por ciento escrutado, el PSOE arrasaba con 55 diputados, IU contaba 11 y el PP bajaba a 43. Los que se frotaban los ojos para creer lo que estaban leyendo, siguieron haciéndolo hasta hacerse sangre incluso después de que, a las 21:21 horas y con un 48% escrutado, la página oficial siguiera arrojando la victoria del PSOE, aunque con márgenes más reducidos: 55 diputados frente a los 43 de PP y los 10 de IU.

No fue hasta media hora después, exactamente a las 21:51, cuando se asentaron las cifras que habrían de ser definitivas, las mencionadas 50/47/12 que reflejan la distribución de los 109 escaños del nuevo Parlamento Andaluz. La noche electoral se había presentado en Andalucía preñada de sobresaltos.

Finalmente, no han sido ni los 14 puntos de ventaja que se auguraban tras las generales del 20N, ni los cinco o seis que estimaban casi todas las encuestas de febrero, sino un punto, uno solo, la diferencia obtenida por el PP sobre el PSOE en cuanto al porcentaje de votos. Por un punto, una petaca, que decían en las ferias. Apenas 43.000 electores más que, por milagro de la ley d’Hont, se traducen en tres escaños de diferencia. Incluso, comparados los datos generales con los de las anteriores autonómicas de 2008, el PP ha perdido más de 160.000 votos, que no son nada comparados con los 650.000 que se ha dejado el PSOE en los mismos cuatro años para incrementar las filas de IU y del abstencionismo desencantado. Ni UPyD ni el Partido Andalucista han conseguido entrar en el Parlamento como las encuestas auguraban y EQUO, por su parte, no ha llegado siquiera a recoger al completo la herencia de los verdes. A veces, los marcos alemanes no son suficientes.

El gobierno de Rajoy le ha hecho un flaco servicio al eterno perdedor Arenas tanto incumpliendo sus compromisos electorales de no subir los impuestos como, sobre todo, planteando una reforma laboral descarnada que ha facilitado a la ciudadanía andaluza sospechar por dónde vendrían los tiros en cuanto el PP gobernara también en esta autonomía. Son los daños colaterales de legislar al servicio de los mercados. Las privatizaciones de los servicios básicos abordadas en las autonomías gobernadas por el Partido Popular y sus socios, la brutal represión contra los estudiantes de grado medio en Valencia y el euro por receta de Cataluña han rozado también nervios muy sensibles del electorado andaluz que debería tener en cuenta cualquier análisis de estos inesperados resultados electorales.

Por otra parte, la decidida actitud de IU y su movilización respecto a la convocatoria de Huelga General del jueves 29 que viene han aclarado sin duda el panorama entre los sectores más combativos del pueblo andaluz. Aunque Diego Valderas y la dirección andaluza de esta formación deberían ahora, en vez de dar palmas con las orejas, valorar qué resultados habrían podido obtener en las actuales circunstancias si hubieran asumido con valentía el desafío de participar y defender una candidatura de verdad ciudadana, diferente y unitaria de matiz frentista. No sería nada extraño que, con un programa anclado en los postulados del 15M que defendiera devolver la voz y el poder a la ciudadanía -potenciando las asambleas en cada pueblo, y las decisiones asamblearias vinculantes para los diputados-, su hubieran alcanzado escaños suficientes como para empoderar al pueblo y tomar el Parlamento Andaluz.

Habrá que ver también en breve qué posición asumen de cara a la gobernabilidad de Andalucía porque, si pactan a cambio de alojarse en un par de consejerías como hizo el Partido Andalucista de 1996-2004, estarían decepcionando de partida a muchos de los que han depositado su confianza en ellos. Lo mismo que si negocian su abstención con la recalcitrante derecha que representa el PP. La alternativa parece situarse bien en pactar sobre el pleno cumplimiento del programa electoral de la formación, bien en darle ‘de prestado’ al PSOE los ocho votos que necesitan para formar gobierno (ni uno más) y pasar de inmediato a la oposición, siempre que lo aprobaran no solo sus bases, sino la ciudadanía que se siente ahora claramente implicada en lo que hagan con su voto.

Sánchez Gordillo, que ha arrasado como número uno por Sevilla, declaraba a El Correo de Andalucía, tras afirmar categóricamente que “Griñán está descalificado moralmente para ser presidente del gobierno”, que, en el supuesto de alcanzar los “diez o doce diputados, la labor de IU debe ser la de decir, con el programa en la mano: ¿quién está dispuesto a llegar a acuerdos?” Cuando le entrevisté para Crónica Popular, ni siquiera llegaba su generosidad tan lejos.

Nota. Para ver a su tamaño la infografía que ilustra esta crónica, picar sobre ella con el botón derecho y darle en "abrir en nueva ventana" (o lo más parecido que haya en vuestro navegador). Una vez abierto, seguro que lo podéis ampliar. Merece la pena.

Nota 2.- Gracias a mi amigo Jorge Arranz por permitirme el uso de esta excelente ilustración. Cuánta falta hace en esta aldea un Asterix.

1 comentario:

Euplinio dijo...

Yo era uno de quienes pensaban que el PP casi arrasaría. Me he llevado una sorpresa...

Lo que no se es cómo se hará (si se llega a hacer) una emulsión consistente con dos líquidos que se repelen tanto como PSOE e IU(PC).