lunes, 28 de noviembre de 2011

de Marinaleda vengo

Estuve en Marinaleda del viernes al domingo por la tarde, respirando libertad. Rodeado de gente estupenda, trabajando como forzados para sacar adelante el IV Encuentro Estatal del 15M, abrazando gente desconocida con la que llevaba más de dos meses en la brecha telemática pero sin vernos las caras, saliendo al paso de los imprevistos y los inexplicables, que son peores, combatiendo la burocratitis asamblearia, que también existe aunque parezca mentira, hablando por la radiotelevisión local sobre nuestro movimiento, comiendo a salto de mata, a veces de traje (yo traje queso, yo...) y otras en el restaurante del Sindicato de Obreros del Campo, organizando, proponiendo, debatiendo, diseñando, discutiendo, comuneando (que viene a ser poner algo en común con otros), consensuando, disintiendo, aclamando, bloqueando, cediendo, aprendiendo, enseñando, sonriendo, disfrutando, conociendo, apuntando, a veces pasando, soñando, riendo, escribiendo, transmitiendo, esperando, viviendo, en fin, la vida con la intensidad de un gerundio permanente, potente y crujiente como la cebolla de la ensalada.

Estuve en Marinaleda y me contagió la firme disposición favorable a nuestro desembarco del pueblo entero, la permanente atención de todos, su amabilidad y buen criterio, su curiosidad de inmediato planteada si llegaba el caso. El Alcalde nos dio las llaves de ese Ayuntamiento sin guardias municipales para imprimir unos programas. Así que llegamos, abrimos, encendimos las luces, prendimos ordenadores e impresoras, descargamos nuestro lápiz de datos, y allí seguía sin venir nadie a controlar nada, que tardaron más de media hora en aparecer y menos mal, porque no encontrábamos los sobres grandes. Clavado con una chincheta en el corcho que habían pegado en el lateral de un archivador vimos un papel con los presupuestos municipales del año en curso. Allí, a la vista de todos. También nos había dado antes las llaves del polideportivo para que durmiera el personal y tampoco hubo control de ningún género. Uno de los que por allí pasaban a entrenar o a lo que sea se ofreció a ayudarnos con la limpieza y la preparación de la zona de recibir, para luego perderse discretamente tras la tarea hecha. Nadie nos acotó, prohibió, condujo, aconsejó o presionó en ningún sentido mientras estuvimos en el pueblo.

Estuve en Marinaleda y me empapé de democracia de la buena, allí donde la asamblea local controla desde hace más de treinta años tanto las cuentas públicas como lo que hacen o no hacen sus electos, que no cobran un duro por su trabajo ya que lo ejercen a tiempo parcial, cuando se lo permiten las tareas de las que viven. Allí donde la tierra es ya de todos, como se demuestra en la construcción colaborativa de viviendas para las jóvenes familias, suelo gratis, cimientos, acometidas y arquitecto también, los materiales los consiguen a tirones de la Junta, así que a trabajar el que puede de cada familia bajo la dirección de un aparejador que controla a estos aprendices de paletas, cuyos emolumentos no se cobran pero sí se acumulan las peonadas invertidas para descontarlas del coste final, de modo que por la hipoteca acabó fijando la asamblea unas cuotas de 15 euros al mes, que lleva sin subir la tira de años. Una hipoteca que no recuerdo si me dijeron que era a ochenta o noventa años para que los hijos sigan atados a ella y nadie haga negocio con lo público.

Estuve en Marinaleda y conocí y aprendí a apreciar a un hombre bueno, combativo y decidido, que lleva sobre sus espaldas buena parte de la historia de este su pueblo, de las ocupaciones de tierras, de las huelgas de hambre, de los innumerables procesos, detenciones, retenciones con que ha ido jalonando su trayecto inflexible y honesto hasta en los pequeños detalles. Compartí con Juan Manuel Sánchez Gordillo muchos momentos, porque se vino a sentar entre nosotros como uno más, tomando notas, escuchando atentamente, participando lo justo salvo cuando presentó su trabajo en el Ágora de economías alternativas. Enseguida nos pusimos de acuerdo sobre la necesidad de abrir una tienda de los productos de la cooperativa al público, iniciativa que me agradeció aunque "ya estábamos en ello", sobre el concepto de sumar elementos o fuerzas políticas susceptibles de coexistir y sobre alguna cosa más que no mencionaré aquí porque soy un tipo discreto. Me dio su móvil para ver si concertamos una charla coloquio en mi pueblo y se borró cuando se apreciaba en el horizonte que llegaba la hora de los agradecimientos.

Estuve apenas tres días en un mínimo espacio de libertad tan plena y contagiosa que os autorizo a manifestar la envidia que sé que os corroe tras leer esta entrada. A la salida del pueblo, la guardia civil paraba algunos coches, para indicarnos que era ya la hora de despertar del sueño. La hora de volver a la pesadilla.

domingo, 20 de noviembre de 2011

ya he reflexionado

Profundamente. Lo hice ayer, a lo largo de una eterna tarde de temporal y calorcito casero, entrecerrando los ojos con tal intensidad que mi chica debía pensar que estaba yo dormido. Nada más lejos de la realidad. Estaba reflexionándome a mí mismo y debo confesar que lo hacía con cierto apremio porque quería terminar antes del partido del Madrid, que no todo va a ser pensar.

El fruto de mi profunda reflexión ha sido éste: la culpa de todo lo que nos pasa la tiene un hijodeyanqui que responde al nombre de Lloyd Craig Blankfein (el andoba de la foto). Y ya está todo dicho. Bueno, acaso esta tajante afirmación no sea del todo cierta, si nos remontamos a los orígenes de la tragedia. En tal caso -de por sí preocupante- de exceso de documentación, el responsable de todo sería un hombre de oro. O, más concretamente, el hombre de oro, en inglés, Goldman, de nombre Marcus, por asociarse en 1869 con un tal Samuel Sachs para la creación de un Banco al que no tuvieron otra original ocurrencia que denominar Goldman Sachs. Así, crudamente, en corto y por derecho, nació y creció aquel banquito hasta alcanzar un capital social de 74.257.000.000.000 de dólares (no me sobra ni un cero) el año pasado. Prefiero pasar de puntillas sobre la etnia que sugieren estos nombres, porque no es el caso. ¿O sí?

Pero no es el dinero, que también, sino el poder omnímodo de esta entidad financiera -antes Banco de Inversiones- lo que me da que pensar, sobre todo porque administra, además, las mayores fortunas del mundo mundial, como la de la familia Rockefeller. De entrada, hay que decir que GS (familiarmente llamado así) que fue uno de los principales culpables de la crisis financiera de 2008 como partícipe fundamental en el derrumbe de Lehman Brothers, recibió como premio y solución a sus pesares la autorización de la Reserva Federal para dejar de ser un banco de inversión y convertirse en un banco comercial. A pesar de su evidente responsabilidad (fue acusado formalmente de fraude en 2010 por las hipotecas subprime), el Banco ya había recibido del Estado, dos años antes, una propina de 10.000 millones de dólares gracias al programa TARP. Claro que no es nada extraño que el gobierno de Obama acudiera en auxilio de la niña de sus ojos. No en vano el GS había colocado en su Administración hasta tres Secretarios del Tesoro y doce altos cargos en asuntos económicos. Cuestión ésta, la de colocar ex-directores generales en puestos clave de la administración pública (conviene no olvidar que buena parte de los ingresos y prebendas de los altos cargos en las grandes compañías les son entregados en forma de productos financieros de la propia entidad, de esos que nadie vende y que consolidan el patrimonio, por lo que es normal que permanezcan así cautivos de la madre que les parió) que están aplicando en Europa sin ninguna vergüenza.

En tiempos de las bárbaras naciones
de las cruces colgaban los ladrones.
Y ahora, en este siglo de las luces,
del pecho del ladrón cuelgan las cruces.


No sé a qué autoría responden estos versos que me parecen el paradigma de la situación actual. Pero, ahora que tanto se habla de LOS MERCADOS, interesa saber quién anda detrás de los intereses especulativos y cómo se lo montan. Porque, si no, somos hasta capaces de creernos que el enemigo es la Merkel o el tonto del Sarkozy, y os juro que no es el caso.

Veamos, nombre por nombre: el amigo Papandreu era hasta hace poco el jefe de los griegos y valeroso gestor de una crisis que tuvo su punto de partida en el engaño de la deuda gracias al que se consiguió de matute la entrada en el Euro para reventar luego la cosa desde dentro. ¿Quién gestionaba el Banco central griego en aquél periodo (1994-2002)? Casualmente, un ex-altocargo de GS de nombre Lucas Papadémos. No me jodas. ¿El mismo Papadémos que acaba de ser nombrado Primer Ministro de Grecia tras el descalabro del buenazo de Yorgos por atreverse a plantear la hipótesis de una consulta al pueblo? Sí señor. Ya es casualidad, ¿no? Prosigamos.

En Italia sobraba Berlusconi, poco serio para la que está cayendo. ¿Qué hacemos? Pues que dimita y se nombra nuevo gobierno bajo la dirección de un "técnico" en los asuntos de la pasta. ¿Pues a quién se nombra Presidente del Consejo? Sin discusión, a un tal Mario Monti, casualmente Consejero Internacional de Goldman Sachs desde 2005. ¡Coño! Claro que se trata del más indicado puesto que viene recomendado por Mario Draghi, nuevo presidente del Banco Central Europeo y, ¡qué casualidad de nuevo! vice-presidente de GS para Europa de 2002 a 2005 y autor en 2010 de un jugoso estudio sobre el mercado único europeo por encargo de Durao Barroso. Méritos le sobran al personaje, a lo que parece. Sobre todo si recordamos que el bueno de Draghi dirigía el Banco Central Italiano mientras su país acumulaba una de las mayores deudas del planeta.

¿Seguimos con Portugal? ¿Cómo os queda el cuerpo al saber que el recién dimitido director del departamento Europa del FMI (Fondo Monetario Internacional), el portugués Antonio Borges, uno de los artífices del euro en el país vecino y supervisor de los préstamos de 30.000 millones a Grecia y 22.500 millones a Irlanda, había sido durante ocho años (2000-2008) dirigente de GS Internacional?

¿Irlanda? ¿Alguien dijo Irlanda? Otro ex-presidente de Goldman Sachs International, que sigue siendo uno de sus administradores, el irlandés Peter Sutherland, jugó un papel clave en el antes mencionado salvamento de Irlanda. ¿A alguien le extraña que llegara tanto dinero a reflotar la isla verde? Todo esto por no mencionar a otras piezas de GS como el francés Fabrice Tourre, factótum del escándalo Abacus, Otmar Issing, ex-presidente del Bundesbank o Paul Deighton, 22 años en Goldman Sachs, ahora directorgeneral del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012.

Todos en la Trilateral, todos en el Club Bildelberg, estos y no otros son los amos del mundo, los que cambian gobiernos y constituciones por encima de cualquier democracia. Ésta -no otra- es la triste realidad ante la que solo la fuerza de los pueblos unidos podrá encontrar una respuesta

¡Ah!, si tras leer esto no se os quitan las ganas de votar es que os merecéis lo que nos pasa. Vaya, ¡qué radical me ha salido la frase! Yo, que en éstas me abstengo, también me incluyo en la lista de meritorios. O todos unidos, amigos míos, o no hay salida.

Nota. Para los interesados, dos libros: http://www.planetadelibros.com/el-banco-libro-50017.html y "El Instituto Tavistock" de Daniel Estulin.

jueves, 3 de noviembre de 2011

mi querida Rota

Hace ya cuatro años que mis viejos huesos arribaron a tus costas, Rota querida, al rompeolas de tu Costilla, y aparqué en tu seno mi deriva dispuesto a disfrutar en tus entrañas el dorado viaje a ninguna parte que me espera. Era mi intención, no lo dudes, encontrar al fin en tus arenas serenidad y bonhomía, esa calma que mi biografía me negaba habitualmente con la excusa de que era yo un culo de mal asiento y de esos tipos que no callan ni debajo del agua. Junto a mi adorada esposa, aspiraba a dejar pasar la vida al amor de su cercanía, de una lectura amena o interesante, una película atractiva y la compañía de algunos amigos ya buenos aunque recientes. En eso estaba y en eso sigo, pese a que en la actualidad hayan aparecido en lontananza nubarrones de oscuro presagio, fruto sin duda de mi proverbial costumbre de buscalíos. Por eso te escribo, Rota querida, para aclarar el panorama.

Con todas mis intenciones, no dejé nunca de lado mi eterna curiosidad por cuanto me rodea, de modo que me fui informando de tu historia y evolución, que es y me ha parecido siempre admirable por su ejemplar vigor y capacidad de supervivencia, hasta que caí en la cuenta de que existen dos temas, dos asuntos ante los que tu proverbial sabiduría y conocimiento flaquean. Son la Base y el turismo. Te los tocan y te enmarañas y ciegas como un gallo de pelea, como si te mentaran a la madre. Consciente de ello, deseo sin embargo explicarte, querida Rota, que en mi caso, al menos, disentir de tu visión generalizada sobre estos dos asuntos no es otra cosa que un diferente modo de expresión del profundo amor y agradecimiento que siento por ti, acogedora Villa, que tan bien me ha recibido. Si no te quisiera como te quiero, me darían igual tus cosas. Pero no es el caso.

Cierto es que la instalación de la Base y sus sucesivas evoluciones permitieron un salto histórico favorable para la población de Rota, que supo deslindar los aspectos negativos para aprovechar los positivos de aquella presencia impuesta en beneficio de una economía que fue antaño tan precaria. Cierto que las sucesivas generaciones de roteños deudos de la Base han dotado a este pueblo de características diferenciales, muchas positivas, respecto a los demás del entorno. Tan cierto como que, en el fragor del "monocultivo" que la misma representó para todo el pueblo, no evolucionó a la vez como debiera el entramado económico de la Villa y se quedó atrás en aras de la dependencia de la Base. Cierto también que, desde su instalación en el 53, no ha habido incidentes graves que hayan puesto en peligro directo a la población. Pero no es menos cierto que, potencialmente, la existencia de arsenales vecinos, agravada ahora por la necesaria acumulación de los misiles que armarán los cuatro destructores que van a venir gracias al acuerdo estratégico de Zapatero, el famoso escudo, incrementa y multiplica los riesgos de accidente ante el que la población carece de plan alguno de evacuación. ¿Os imagináis lo contentos que estaban los vecinos de Fukushima con su central nuclear a las puertas hasta que llegó el sunami? Nunca les había pasado nada a ellos, tampoco. Y ahí tenían trabajo. Pero el peligro potencial era evidente para quien no quisiera mirar para otro lado. Un peligro que es real, vecinos, aquí y ahora, ante el que no es buena cosa cerrar los ojos.

Se dice luego que la presencia de la Base es algo inamovible. No es cierto. Solo lo es si y mientras el Gobierno de esta Nación así lo permita. En Zaragoza ya no hay Base militar. También podría ser pasado la de Rota, bien si a los americanos no les interesara en cualquier momento, por razones económicas o estratégicas, como si un nuevo Gobierno aplicara una diferente política respecto de la Otan. ¿Os parece tan raro? ¿Qué diríamos entonces, que nos han abandonado? Se argumenta que mejor que no se fueran, y eso ya me parece un contrasentido. ¿Verdaderamente hay alguien que piense que no se podría poner en marcha en Rota el mayor aeropuerto civil del sudoeste de Europa con esa pista de 4 kilómetros de las que hay tan pocas? ¿No daría ese aeropuerto trabajo y riqueza al pueblo? ¿Y ese puerto militar, convertido en punto de atraque de transatlánticos y cruceros de largo recorrido? ¿No sería una fuente inagotable de divisas para el pueblo como puerta de Africa, de América y del Mediterráneo?

Yo no digo que sea fácil conseguirlo, pero sí que merece la pena luchar por ello, precisamente por amor a Rota, a su integridad, a su economía, a sus gentes... Amor de verdad, del que no se tapa los ojos ni la nariz ante lo que no le gusta, del que no mira hacia otro lado... Amor tan legítimo, al menos, como el que otros muchos expresan aceptando la Base como fuente de recursos. Claro que no se discute que el pueblo tenga esos recursos. ¡Faltaría más! Todo mi respeto por quienes viven de forma directa o indirecta de la Base. Pero que nadie me diga que esa es la única forma de vida a la que debe aspirar Rota, porque no es cierto. Y que nadie me califique como enemigo de este pueblo, porque no se lo permito.

Del turismo, acaso una pincelada. Cada vez que llueve, los aliviaderos arrojan a las playas los excesos de aguas pluviales mezcladas con aguas fecales que produce la población y las que llegan de la Base. Este problema se ha convertido en endémico. Bien lo saben los vecinos de la calle Écija, por ejemplo. Pero no se ha hecho nada para solucionar este eterno problema. Parches y más parches, pero soluciones, ninguna. Se sigue aliviando a la arena de las playas, cosa radicalmente prohibida en la Comunidad Europea, por lo que roteños y visitantes retozan los días de sol sobre una arena contaminada y se bañan en un mar que ha recibido esas aguas. ¿Somos conscientes de este asunto tan grave? Si no se engaña a los organismos oficiales al respecto, ¿cómo es posible que se le otorguen a nuestras playas calificaciones que ignoren esta realidad? ¿Ha habido fondos FEDER o europeos de cualquier género para solventar estas graves deficiencias? ¿No se han solicitado o se han recibido y derivado a otro género de inversiones? Si nuestro pueblo quiere (y debería) obtener recursos de la explotación del turismo es obligatorio que resuelva este grave problema. Y alguien, que quiera realmente a nuestro pueblo, debería denunciarlo para que se solucione. De nuevo no es una expresión de amor cerrar los ojos, sino de interés por lo inmediato. No confundir una cosa con la otra.

A lo mejor es que hay distintas maneras de quererte, querida Rota, pero te agradecería que escucharas la mía, que es la de muchos que a veces callan, pero así lo piensan.