lunes, 7 de febrero de 2011

carnalidades

Hoy estoy feliz como una lombriz porque de buena mañana he podido comprar dos entradas para las semifinales del Falla. Fila 1, casi ná. Los que no sois de Cádiz no podéis valorar, sin antecedentes, la gran importancia de esta noticia, pero estamos hablando del concurso de agrupaciones del Carnaval, en el que el Teatro Falla es como el rompeolas de todas las Españas, salvando las distancias, en cuanto se refiere a chirigotas, coros o comparsas. Eran las ocho en punto, bueno, más un minuto, cuando entré en la página de Unicaja. Lo había intentado sobre las siete y media pero todavía no habían salido a la venta. Así que abrí la web a la hora en punto y allí estaban, a mi disposición, vírgenes como un folio en blanco. Pude elegir, nervioso como un fraile en un puticlub. Primera fila, al lado del pasillo. Pegaos al arte. No como tantos otros, pobres, que no podrán disfrutarlo porque en media hora ya se habían agotado todas las entradas del teatro que salían a la venta, y eran las últimas. Aforo completo hasta la final, buen negocio. Me siento privilegiado y como si fuera muy listo, repleto de méritos, aunque sea consciente de que no es para tanto. Pero es como cuando en la feria le das un perdigonazo a un palillo con una carabina desviada. La cara de felicidad que se te pone. Pues eso.

De las tres semifinales, me he apuntado a la de en medio, siguiendo los sabios consejos de Vera Luque. ¡Ah, que no os conté que estuvimos con su chirigota este martes, viendo sus ensayos! Pues eso, que para allí nos fuimos mi amigo autóctono, yo y una paleta de Guijuelo a la que le metimos mano entre todos en alegre montón junto con unas cervezas y un par de botellas de la tintilla del Gato, que ambas dos cosas (la paleta y el vino) obtuvieron de los presentes aplausos y vuelta al ruedo. Alternaron en buena armonía los pasodobles con el cochino y los cuplés, felices nosotros de estar donde se cuece el arroz, de presenciar cómo todos a una mejoran, cargan de intención e interpretan lo escrito, y ellos de que el respeto por su trabajo se tradujera en un detalle tan sabroso. Luego, cuando el jueves vinieron a Rota a testar por vez primera su curro cara al público, ya nos saludaban como si fuéramos de la familia. No sé si alcanzarán el primer premio del año pasado, pero les auguro, como mínimo, que alcanzarán las semifinales, y a ello hemos apostado al sacar las entradas. La verdad es que han ganado en voces, están de dulce, y les sigue sobrando el ingenio.

¡Qué pronto ha quedado en el olvido la pringosa Navidad! ¡Qué placer reencontrarse con la vida y sus gozos y miserias, con el arte de decir las cosas con talento, con la estupenda carnalidad de unos carnavales en la calle! ¡Cuántas más dimensiones adornan a esta fiesta del gentío, golfa e insensata, que se pasa tres pueblos a menudo porque no hay quien aguante la que está cayendo en éste! Alborozado me ando, mirándolo todo, mientras se me repite el estribillo de una de las chirigotas de mi pueblo: "..., y al caraho con la Ley antitabaco".

2 comentarios:

josé rasero dijo...

los que sí somos de Cádiz podemos hasta valorar que: dícese del momento o necesidad escrita será permitido poner una tilde a la expreión: "na" (con la cual se vienen a expresar varias cosas...)

Todo ello a espera de su saludo.

¿Rota?

Ta güeno

Anónimo dijo...

Y yo soy el otro afortunado.
LLega don carnal, llega Momo,
llegan coplas que espero comprometidas aunque caigan en saco roto, una pena que se calienten cabezas solo para que el pueblo llano las oiga y analice.
Pienso que el carnaval esta ignorado, bejado, insultado por politicuchos, tema complicado.
Un favor Antonio, metamos un poco de cañita, y de vez en cuando, un cuplesito, pero ni de una comparsa ni de una chiriparsa.
S.I.