miércoles, 5 de septiembre de 2007

el corazón manda más

Acaba de ocurrir en el mundo, vaya usted a saber dónde. No quiero documentarme más porque estoy vago, porque no soy presuntuoso y porque los datos que puedo esgrimir de memoria me parecen suficientes. Además, seguro que lo habéis leído por algún lado. Fue en un congreso de Cardiología. Nada más y nada menos que 25.000 cardiólogos reunidos en aquelarre, dispuestos a presentar ante sus colegas lo más reciente de sus hallazgos, la crema de las investigaciones mundiales de última generación en asuntos del corazón, que son los que les aglutinan profesionalmente. Todos viven del músculo rey, en suma. Sospecho que, además, viven bien. Entre ellos, cabe suponer, lo más florido y granado del oficio, los cabezas de serie, los cerebritos de una profesión tan elitista como bien considerada. Entonces, en mitad de la cosa, va y a una doctora especialista, joven por más señas (creo recordar que rondaba los 34, no me hagáis mucho caso que ya sabéis que hablo de memoria y a menudo el alemán me larga un viaje), decía, va y le da un infarto, como si fuera una mortal cualquiera. Diréis, no hay mejor sitio para que te dé, ya puestos a ello. Yo pensé lo mismo, pero se me torció el gesto al seguir leyendo y enterarme de que no pudieron salvar su vida. Se les fue de entre las cincuenta mil manos expertas puestas a ayudar, a pesar de los venticinco mil experimentados colegas que quisieron aplicar, y de hecho parece que aplicaron, los más avanzados remedios imaginables para el caso. ¡Vaya faena! Se les largó a mejor vida dejándoles con un palmo de narices, que ya son palmos, en una especie de alegato final de cruel eficacia frente al corporativismo. Le hizo a la profesión un flaco favor, sospecho, con esa imprevisible salida de pata de banco. Desde ahora, ninguno de los que conozcan la noticia podrá escapar de la cruda paradoja que encierra, que no es otra que el corazón, esté donde esté, en presencia de quien esté, hace siempre lo que le sale de las coronarias.

4 comentarios:

Más claro, agua dijo...

No quiero ni imaginar qué pasaría en un Congreso Nacional de Enterradores Titulados...

RGAlmazán dijo...

Y es que hay cosas del corazón que la razón no entiende.

Salud y República

Anónimo dijo...

Hola, tu noticia me ha hecho recordar a un amigo que hace 15 años moría exactamente así, "cirujano del corazón muere de ataque al corazón en un congreso sobre el corazón". Esas cosas pasan.

Besitos

Antonio Piera dijo...

Pasan, y al parecer se repiten, Isa, porque justo ese es el contenido de esta reciente noticia. Bienvenida.
O en un congreso de parazicólogos y no logran establecer contacto, Eduardo, ciertamente son temas que la razón no entiende.