viernes, 6 de julio de 2007

propinas millonarias, ¿de qué se quejan los obispos? (III)

Quienes aseguran que España es un país católico, ignoran las estadísticas. En la declaración del IRPF, el porcentaje normal de los que destinan el 0,52 % (ahora el 0,7) de sus impuestos a la Iglesia católica exclusivamente no supera el 22,5 por ciento de los declarantes. Cuando hablan los datos, sobre todo si tienen que ver con el dinero, las especulaciones callan.

Ahora, quiero denunciar ante vosotros un hecho singular y gravísimo, que ya señalaba en el anterior post obispal, pero que se quedó sin cuantificar. Me refiero a las propinas del Estado, es decir la diferencia en millones entre lo que debería recibir la Iglesia según el acuerdo que tiene firmado y lo que recibe de más y no devuelve, por aquello de "se elevan a definitivas las cantidades a cuenta".

Pero..., ¿de cuánto estamos hablando?

Disponemos de datos certificados de cinco años, desde el año 2000 al 2004 (los demás se podrían calcular, aunque aplican idénticos criterios). Estos datos reflejan que el Estado español regala a la Iglesia católica un promedio de casi 29 millones de euros cada año (28.803,4 exactamente). En los citados cinco años, los obispos recibieron de sobra (y no devolvieron ni se les reclamaron) más de 144 millones de euros, que son unos 24.000 millones de pesetas.

Como es práctica habitual entre curas que la mano izquierda ignore lo que hace la derecha, este escandaloso regalo que reciben de un Gobierno socialista surgido de las urnas, que proviene de las arcas públicas fruto de los impuestos de todos los españoles y que se detrae obviamente de cualquier otro destino más necesario o urgente, como sería promover una vivienda digna para todos los ciudadanos, pongo por ejemplo, esta desmesurada propina que se meten al coleto sin rechistar no le impide al Arzobispado de Madrid afirmar que la nueva asignatura es "una de las armas de la mano negra que pretende destruir España", o publicar al ex-ministro De la Cierva afirmando que se trata de una marea promovida por el socialismo internacional y la masonería.

Manda güevos, que diría Cascos ante tamaña hipocresía. Bueno, o no lo diría.

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