lunes, 11 de junio de 2007

los graduados españoles

Mi chico pequeño ya es bachiller. Se acaba de graduar con honores y prepara la selectividad para esta misma semana. Creo que es un tránsito importante en su vida, y acabo de caer en la cuenta de que va a pasar por ello sin pena ni gloria.

Esto me ha hecho pensar en nuestro sistema educativo. A menudo escuchamos que los niños españoles y los jóvenes, por ende, no encuentran excesiva motivación en sus estudios, e incluso he oído mencionar esta carencia como uno de los motivos del manido fracaso escolar.
Lo cierto es que vas, te ponen a estudiar en el cole, luego pasas al tuto, después terminas y, como decía el clásico: "fuese, y no hubo nada". Sospecho que esa falta de motivación tiene algo que ver con la ausencia de reconocimiento social del esfuerzo en España, con la falta de valoración que nuestra sociedad demuestra hacia los chicos que cumplen correctamente su contrato social. A nadie parece importarle que estudies o no, que te lo curres, que avances, que aportes..., la prensa escoge reflejar en el ámbito educativo los abusos, los acosos y los ataques a los enseñantes. Cuando no la "objeción" a una asignatura oficial propiciada por los curas en defensa de su exclusiva.
La española es una sociedad que no valora el mérito. Que no lo premia, que no lo ejemplariza. A la que no le importa. En otros lugares, ser bachiller es importante, la familia te felicita, te regala cosas, hasta al graduado le hacen una canción cojonuda y una película. En los USA, que son muy suyos, les ponen unos birretes del nueve y entregan los diplomas en acto protocolario, todos togados, la familia de gala y de fiesta, y luego hacen un baile, se emborrachan y follan en los servicios o debajo del escenario de la orquesta. Se hacen adultos oficialmente.
No digo, desde luego, que sean las formas a adoptar, pero sí que se debería trabajar para que el fin de esta fase de los estudios, donde muchos lo dejan y otros continúan, pero todos deciden acerca de su futuro, estuviera revestido de cierto énfasis, solemnidad o relevancia. Todo, menos pasar tristemente desapercibido.
Hasta las becas del Ministerio para cursar primer año de estudios universitarios ignoran el aprovechamiento del estudiante en la fase previa. Ni siquiera su media tiene importancia como un dato más para obtenerlas. Nuevamente, el esfuerzo cae en saco roto, y eso para quienes más y mejor deberían entenderlo y defenderlo.
Luego, nos permitimos hablar de desmotivación. ¡Qué paradoja!

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