viernes, 29 de diciembre de 2006

Más acerca del golf de la esperanza


A pesar de que, gracias a este tema, este blog ha sido objeto de furibundos ataques por parte de algunos desconocidos no identificados, a quienes he denominado la brigada de la esperanza, insisto pernicioso reflejando un texto similar al primero que pusimos aquí sobre el asunto que encontré en el blog genérico de El Mundo titulado Ciudadano M. Viene firmado por Carmen de las Heras Hernández. Tras ese texto original, me permito adjuntaros una de las cinco páginas de respuestas que ha tenido esta entrada, concretamente de un urbanista, y que me parece espléndida. Va por ustedes-vosotros:

"Chamberí no juega al golf
CARMEN DE LAS HERAS HERNÁNDEZ
26 de diciembre.- La Comunidad de Madrid está construyendo, sin licencia de obras, unos monstruosos equipamientos deportivos de gestión privada (campos de golf y pádel y un campo de fútbol) sobre el depósito del Canal de Islas Filipinas, donde dijo que iba a construir un parque público, al tiempo que pretende destruir el campo de fútbol en el que entrenan centenares de chavales, para construir en su lugar viviendas de lujo.
Chamberí es el distrito con menos zonas verdes y deportivas. Con 150.000 habitantes sólo tiene una instalación deportiva gestionada por la Junta de Distrito (en el municipio hay 456 instalaciones). Si perdemos esta oportunidad, ya no habrá otra; no hay otro espacio de 12 hectáreas en el distrito. En el campo de fútbol de Pablo Iglesias, con dos árboles centenarios, hay entrenamientos de equipos infantiles a todas horas, más de 500 niños se quedarán en la calle, y si perdemos un espacio público para hacer viviendas, nunca lo recuperaremos.
En 2003 Gallardón prometió abrir al público un gran parque, pero en realidad, de las 9,8 hectáreas nuevas: 4,5 se van en un campo de entrenamiento de tiro largo de golf, rodeado de una feísima valla de 30 metros de altura que soportará unas redes. Del resto, entre tiendas, vestuarios, campos de pádel, otro campo de entrenamiento de golf (este de distancias cortas), se llevan otras casi 4 hectáreas, con lo que se amplía sólo una hectárea de parque (si no contamos 2 veces el parque de Santander, que ya existía).
Los espacios de golf van con césped artificial, que consume agua (25 millones de litros al año) y no reduce CO2. Por estar encima de un depósito de agua, no se pueden plantar árboles, pero sí plantas de porte medio, pérgolas verdes, etc., tal y como lo contemplaba el proyecto original.
La gestión del nuevo espacio será privada: ya está en marcha el concurso de adjudicación, en el que se permite el cobro de 1 euro por el acceso a las instalaciones, incluido el parque. A diferencia del campo de fútbol existente, que lo gestiona el amenazado Instituto Madrileño del Deporte."

La respuesta que mencionaba antes, de Carlos Verdaguer, dice así:

"El barrio de Chamberí, a pesar de ser uno de los más caros de Madrid, es uno de los más desequipados en cuanto a servicios públicos, teniendo en cuenta su alta densidad. El estándar de zona verde, de 0,25 m2 por habitante, es decir, menos de un metro cuadrado por vivienda, es verdaderamente ridículo, si se tiene en cuenta que la media para el casco urbano Madrid está en cerca de 5 m2 cuadrados (si se cuentan los grandes parques metropolitanos del Pardo y la Casa de Campo, asciende a cerca de 16 m2) .
Esto es algo que los vecinos de Chamberí, sobre todo los que tenemos hijos, sabemos y llevamos sufriendo desde hace años. La apertura al público de la superficie del parque del Canal ha sido una reivindicación histórica, que parecía haberse visto satisfecha al fin con las promesas de Gallardón. La reconversión fraudulenta del programa inicial de parque público para incluir 44.094 m2 de golf ha despertado lógicamente la indignación entre muchos de nosotros.
Al margen del carácter elitista o no del deporte, algo secundario, no hace falta ser arquitecto ni urbanista, aunque sea mi caso, para entender que, en términos de optimización de uso, un campo golf consume muchos más metros cuadrados por persona que cualquier otra de las alternativas de ocio o deportivas posibles. Por no entrar en aspectos tales como el imprescindible sobreconsumo de agua o el impacto visual que causan las enormes vallas que ya se han construido para evitar que las pelotas entren por las ventanas de los edificios circundantes.
En lo que respecta a las posibles limitaciones de la cubierta del canal como parque por problemas de resistencia, ya se ha señalado que ésta ha sido convenientemente reforzada y en estos momentos puede admitir incluso ejemplares de arbolado de mediano porte (que requieren menos de un metro de profundidad para enraizar), marquesinas, pérgolas o cualquiera de las innumerables soluciones de diseño arquitectónico actualmente existentes para hacer que un espacio público sea un lugar de calidad habitable y frecuentado.
En cuanto al posible abuso y deterioro del espacio público por parte de determinados colectivos, conviene recordar que los más conflictivos suelen hallarse entre los retoños de los sectores más acomodados de la sociedad, en muchas ocasiones educados deliberadamente en el desprecio a lo público y no entre los emigrantes, para quienes el espacio público es un lugar imprescindible de encuentro y comunicación y, por tanto, están habituados a mantenerlo y cuidarlo.
Por otra parte, no quiero dejar de expresar mi más absoluto desprecio por todos aquellos y aquellas participantes en este foro que, sin que tenga nada que ver con el tema en cuestión ni con la adscripción ideológica que puede llevar una u otra opción urbanística, han aprovechado para hacer gala, “sin complejos”, de su homofobia y su xenofobia. A quienes se consideren católicos de estos homófobos, más les valdría alarmarse de la inquietante tendencia por parte de las jerarquías de su iglesia, incluido su sumo pontífice, a ocultar los frecuentes casos de pederastia entre sus reprimidos funcionarios (un secreto a voces entre quienes nos educamos en los colegios de curas de “élite” durante el franquismo), mientras vociferan su indignación moral frente a la normalización de la homosexualidad. Y a los adalides de la xenofobia, les animaría a que se imaginaran el funcionamiento de este país sin las manos de todos aquellos extranjeros que nos sirven en los restaurantes, cuidan a nuestros mayores, recolectan nuestras cosechas o contribuyen en las obras a que el ladrillo se convierta en oro en manos de los promotores, banqueros y constructores, por no mencionar a aquellos otros extranjeros que dejan sus jugosas divisas en nuestros cada vez más deteriorados paisajes turísticos."

Ahí queda eso, p'a quien quiera leer un ratito.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parecen perfectos los dos artículos. Ese campo de golf es una monstruosidad, una ilegalidad, y una estupidez irracional. Además, es feo.

Anónimo dijo...

Lo tenemos mal porque Mariano Rajoy ha exigido a la pareja Gallardón-Esperanza que no vuelvan a atizarse en público. Les ha amenazado con retirarles cargos y privilegios que del PP dependan si vuelven a darse con el bolso antes de las elecciones. No quiere otro numerito como el formado con el libro de la ridícula. Eso quiere decir que el Ayuntamiento no va a paralizar la obra. Falta por ver que hacen los jueces. Hasta hoy, nada.

Antonio Piera dijo...

Gracias a ambos dos por vuestras opiniones. Queda por saber, Enrique, si los jueces atenderán tu denuncia y la de IU. Veremos a ver, que dijo el poeta.